sábado, 30 de mayo de 2009

Feria del libro

Mucho tiempo, lo se... pero la arquitectura me absorbe demasiado.

Como hoy empieza la Feria del Libro aquí en Madrid, traigo la reseña de un libro que tuve que leer para construcción. Un libro de... Estructuras!!



Estructuras (terrorífica palabra), o por qué las cosas no se caen. He de reconocer que, con ese título, no es precisamente el libro que habría escogido en la librería del VIPS. Probablemente me habría decantado por el de la mujer del bidón de gasolina, el de los vampiros o, en un exceso arquitectónico, por un ejemplar del Croquis o de Arquitectura Viva (por eso de que tienen muchas fotos y dibujitos y la letra justa y necesaria). Definitivamente el título no le hace justicia.


Pero supongamos que, en un acto de valentía, decido echarle un vistazo a la contraportada antes de irme a cenar mi ClubVips. Habría leído: “Arquitectos, ingenieros y estudiantes (esa soy yo) entenderán sin dificultad por qué los griegos quitaban las ruedas a sus carros por las noches, por qué tenemos lumbago, por qué los pájaros tienen plumas...” Muy fácil –habría pensado echando mano de mi dilatado fondo de armario cultural fruto de años y años viendo los documentales de la dos- porque los griegos no tenían alarmas y de alguna manera tenían que asegurarse de que no les robaran el carro por la noche; porque si no ¿para qué habría traumatólogos?; y en lo referente a los pájaros, lo realmente curioso sería que tuvieran escamas. Dicho esto, es evidente que leer el libro no me ha venido nada mal. De hecho es de agradecer que alguien me haya “incitado amablemente” a que me decida a abrirlo (para comprobar, contra todo pronóstico, que tiene más dibujos que formulas) y hasta a leerlo.


Resulta que lo de la alarma “made in Grecia” no era precisamente así, sino que le quitaban las ruedas al carro para que el peso de la carrocería no estuviera constantemente sobre las ruedas y estas se deformaran. El lumbago es consecuencia de las tensiones de tracción producidas en los discos vertebrales. Y lo más sorprendente de todo, que las plumas son una maravilla de la ingeniería, que ya quisieran en la NASA. Por si esto fuera poco, leyendo también he resuelto una de mis dudas existenciales: por qué los forjados se hacen con hormigón y no con cutícula blanda de langosta preñada.


Para terminar diré que, una vez superado el miedo inicial de un título tan bien “estructurado”, hay que reconocer que es un libro con el que se aprenden cosas interesantes y que además es entretenido. No se si hasta el punto de comentarlo mientras tomo unas cañas con los amigos. Pero si quizás, algún día en la obra me encuentro a un erudito albañil parado, leyendo este libro (en lugar del Marca), me lo pensaré un poco antes de mandarlo a hacer lo que ya debería estar haciendo que es poner “mallazo, capa de compresión y “flim”.





Disfrutadlo, si es que os atrevéis.


Andrea

2 comentarios:

Gloria dijo...

Andrea! Me ha gustado tu comentario sobre el libro... deberías mandárselo a Fernando y así ve que no ha dado este curso en vano jaja! Espero que actualices más a menudo tu blog, porque lo iré visitando. Besos y suerte con esas Estructuras! :P

Andrea dijo...

lo cierto es que Fernando lo ha leido, porque es el que le entregué!!