martes, 25 de diciembre de 2007

Felíz Navidad

Por fin llegó la Navidad. De verdad que la que se arma por el cumpleaños del de arriba es bastante gorda...
Hoy traigo una nueva entrada en el Top ten de música superchula. Y como no podía ser de otra forma, se trata de un villancico.
Pero no un villancico cualquiera con niños gritones que te perforan los tímpanos, no. ¡El mejor villancico del mundo!, con un montón de artistas supeguays.

Aquí lo dejo: Band Aid 20 con Do they know it's christmas.





Feliz Navidad

Andrea

jueves, 20 de diciembre de 2007

Navidad (casi)

Me encanta la Navidad, y lo mejor de todo es que cada año empieza antes.


Ayer, después de una visita al museo arqueológico paseé por Madrid y aquello parecía la Vía Láctea. Será porque soy de una ciudad pequeña o por el espíritu navideño, pero yo ayer parecía una niña pequeña señalando a las luces, y a los edificios, y a Pedro Almodovar (sí, ayer me lo encontré por Gran Vía ¡que guay!).


Pero es que la Navidad está rodeada de una magia tan especial. La gente está contenta, hay regalos, el Corte Inglés está iluminado, se llevan gorros graciosos, te encuentras con gente por sorpresa cuando sales de la uni para ir a dibujar una estatua que por fin parece que te sale, tienes tres horas libres porque no vienen los profesores, hay amigos invisibles que te regalan cuadros con los que algún día te forrarás en eBay, llamas a amigos con los que hace mucho que querías hablar, brindas veinte veces por un año fenomenal en la cena de Navidad... En fin, el discreto encanto de las pequeñas cosas de la vida.


¿He dicho ya que me encanta la Navidad?



Andrea

PD (A las del encuentro "sorpresa" en la uni): siento no haberme quedado un ratito más con vosotras me apetecía un montón, pero quién ha dicho que la vida se fácil. Me encantó veros. Lo digo por si cierta médico rubia lo lee. Quien sabe, como es Navidad...

viernes, 14 de diciembre de 2007

Noche en blanco

Lo cierto es que esto que voy a contar pasó hace ya bastante tiempo. Quizás tenga algo que ver con que hace un montón que no actualizo el blog, yo ahí lo dejo...

Pues bien, resulta que los arquitectos (proyecto de arquitecto en mi caso), no somos iguales al resto, somos especiales. Y es que no necesitamos dormir. (He llegado a considerar que algunos sean robots y que no necesiten dormir ni comer para sobrevivir. Con un enchufe les vale)

Yo conocía la leyenda urbana, pero necesitaba comprobarla en mis propias carnes. Así que, dispuesta a pasar una laaarga noche cogí mi ordenador y a trabajar. Durante mi estudio (con la compañía de Yaiza y Pamela, que aunque son excellens tienen alma de arquitecta) descubrí varias fases: Al principio estás bien, todo va bien. Pero, a medida que pasan las horas los párpados se empiezan a cerrar. Esa es la parte más difícil, pero una vez superada (si lo consigues) llega la euforia, en la que parecen las seis de la tarde en lugar de las cuatro de la mañana que realmente son. Y finalmente, (antes del agotamiento total) llega, a eso de las seis y media de la mañana, la risa tonta. El momento en el que hasta la chorrada más grande te parece graciosa (Debe de ser lo mismo que fumarse un porrito).


Después de esta odisea para hacer el DVD de creatividad (ahí está la foto) llegó el momento de dormir. ¡Una pena que coincidiera con las clases!



Andrea

PD: La noche en blanco me gustó tanto que ya he repetido dos veces.

PD: Queda mucho por contar, pronto me pondré al día

domingo, 2 de diciembre de 2007

Urbe

Hoy no escribo, copio.
Buscando fotos para un trabajo en una página que me encanta (y que recomiendo): caborian.com, he encontrado una colección de fotos acompañada de un texto precioso. Aqui lo dejo:


Cada día nos cruzamos con miles de rostros desconocidos.

Son vidas anónimas entremezcladas con la nuestra tan sólo un instante.

Puede parecer un simple momento de varios segundos, a modo de memoria de los peces, borrada a cada instante. Pero lo cierto es que muchas veces esos encuentros fortuitos y fugaces marcan nuestra vida. Se quedan grabados en el inconsciente de la memoria y nos despiertan sensaciones extrañas.


Quién no ha sonreído alguna vez a un compañero de paso de peatones porque si? Quién no se ha enamorado de unos ojos en la parada del bus?


Estas fotografías muestran ese instante de encuentro tal y como es, sin preparaciones, saludos, sin ni siquiera tiempo para conocernos. Porque quizá estas instantáneas muestren verdaderamente cómo son las vidas de muchos, un simple pasar de rostros anónimos.
Andrea