Pues bien, resulta que los arquitectos (proyecto de arquitecto en mi caso), no somos iguales al resto, somos especiales. Y es que no necesitamos dormir. (He llegado a considerar que algunos sean robots y que no necesiten dormir ni comer para sobrevivir. Con un enchufe les vale)
Yo conocía la leyenda urbana, pero necesitaba comprobarla en mis propias carnes. Así que, dispuesta a pasar una laaarga noche cogí mi ordenador y a trabajar. Durante mi estudio (con la compañía de Yaiza y Pamela, que aunque son excellens tienen alma de arquitecta) descubrí varias fases: Al principio estás bien, todo va bien. Pero, a medida que pasan las horas los párpados se empiezan a cerrar. Esa es la parte más difícil, pero una vez superada (si lo consigues) llega la euforia, en la que parecen las seis de la tarde en lugar de las cuatro de la mañana que realmente son. Y finalmente, (antes del agotamiento total) llega, a eso de las seis y media de la mañana, la risa tonta. El momento en el que hasta la chorrada más grande te parece graciosa (Debe de ser lo mismo que fumarse un porrito).
Andrea
PD: La noche en blanco me gustó tanto que ya he repetido dos veces.
PD: Queda mucho por contar, pronto me pondré al día
3 comentarios:
en bellas artes se curra. ARRIBA BOHEMIOSSSSS!!!!!!!!!!!!!!!!!
no sabes hasta que punto m siento identificada con tu artículo jajaja
vale, lo reconozco: yo soy de las que m enchufo JAJAJA
un bso andreee Feliz AÑO!! =D
nazaret?
Publicar un comentario